Eran las 6 de la
tarde y comenzaba a oscurecer, rayos no debí alejarme tanto a jugar, se seguía
diciendo en su mente hisa, la pequeña niña ciega del zapataero, ella había
tenido la desgracia de haber nacido ciega, a sus escasos 14 años jamás había
podido contemplar un atardecer o el verde del campo, todo lo maravilloso que er
el mundo era desconocido para ella, lo que llegaba a saber del mundo que lo
rodeaba era a través de los sonidos, los aromas, y el resto de los sentidos que
aun poseía. Aquella tarde había salido a jugar con sus vecinos, pero se
alejaron un poco más de la cuenta, ella sin quererlo se adentro un poco más
hacia el bosque y terminó perdiendo a sus amigos, ya comenzaba a oscurecer, y
sus amigos estaban preocupados por hisa, la buscaron por los alrededores pero
no la hallaban, y temían adentrarse mucho en el bosque y más comenzando a
oscurecer, pues las historias y leyendas del pueblo se referían que en ese
bosque tan denso que rodeaba la parte este de la aldea estaba atestada de
peligros, tanto humanos como sobrehumanos, así que al caer la noche los amigos
de hisa muy desilusionados regresar a casa al no poder hallarla, fueron hasta
casa de su padre y compungidos le
comentaron todo lo ocurrido, su padre no daba crédito de lo ocurrido, muy
valiente se lanzó él sólo a buscarla con una lámpara, ningún vecino por muy
amigo del zapatero quiso acompañarlo, nadie se atrevía ir a ese lado del bosque
de día, mucho menos en la noche, pero todos sus esfuerzos fueron infructuosos,
al cabo de la medianoche sin poder hallarla regreso deshecho a su casa, hacía
tres años había perdido a su esposa, ahora perder a su única hija, lo que le
quedaba de su familia, era inaceptable. Hisa siguió caminando sin rumbo fijo,
adentrándose cada vez más en la espesura del bosque, estaba cansada, tenía
hambre, sed y sobre todo estaba aterrada, quería mucho volver a casa, había perdido completamente la
orientación. Llego hasta una casa, con sus manos comenzó a palpar las paredes y
rodearla, sí era una casa, muy rudimentaria hecha de piedras y barro pero una
casa al fin y al cabo, se sintió aliviada después de horas de caminar sin
rumbo, toco lo que ella creyó era la puerta, toco una primera vez esperando que
alguien la abriera, nadie respondía, toco una segunda vez y sucedió lo mismo,
hina comenzó a preoucoarse, quizás nadie se encoentraba y tuviera que pasar la
noche sola en el bosque, volvió a tocar con mayor fuerza una tercera vez y se
quedo parada firmemente esperando a que alguien le abriera, comenzó a oir ruido
dentro de la casa-que bueno, sí hay alguien adentro- pensó ella para sus
adentros, después de un momento se oyó girar la cerradura de la puerta y
alguien abrió, pero sea quien fuera la persona que abrió no le decía nada a
hisa, así que ella se presentó: Buenas noches, disculpe me llamo hisa, no puedo
ver, soy ciega de nacimiento, hoy en la tarde salí con mis amigos a jugar y me
perdí en el bosque, estoy perdida desde ahce horas-, la persona dentro de la
casa parecía oir lo que hisa decía pero no respondía una sola palabra, hisa
comenzaba a preocuparse, así que le volvió a insistir: disculpe podría
ayudarme?- ¿ayudarte? Respondió con tono extrañado aquella persona, ¿Por qué
habría de ayudarte?- hisa muy tranquilamente le respondio: porque las personas
son buenas, y se ayudan mutuamente para resolver sus problemas, a las personas
les gusta ayudar a los demás…Aquella persona algo pensativa se tomó su tiempo
para responder a lo que él, después de un considerable rato dijo: a mi nunca me
ha ayudado nadie, y para ser sinceros, hasta el día de hoy nadie me había
pedido ayuda. Hisa se quedo algo pensativa y le volvió a repetir: ¿disculpa
entonces si vas ayudarme?, a lo que la otra persona le respondío, ¿y como
podría yo ayudarte?, ya un poco más calmada la niña le dijo tranquilamente que
podría llevarla de regreso a su aldea o decirle algún vecino o vecina que lo
hiciera. El extraño personaje, siempre tomándose su tiempo para contestar le
dijo que eso no era posible, porque no tenía ningún vecino, y haciendo memoria
le dijo que tenia muchiisimo tiempo desde que no veía a otra persona, porque
las personas no solían adentrarse tanto en el bosque, salvo bandidos o
criminales, pero rara vez llegaban hasta donde él vivía. Hisa preocupándose un
poco le dijo que si no podía llevarla él de regreso, inmediatamente y sin
pensarlo respondio tajante que NO, era ya muy noche, estaba oscuro y además a
él no le gustaba alejarse tanto de su casa, al parecer se sentía seguro
viviendo en lo más profundo del bosque. Ella con algo de vergüenza le pregunto
si podía pasar esa noche en su casa, ya era noche para andar ella sóla en el
bosque. El extraño se quedó callado un momento, esto era una situación inusual
para él, nunca había hablado tanto con otra persona, hasta donde él tenía
memoria, siempre había vivido sólo en el bosque, y rara vez cuando veía a otra
persona, ésta se alejaba rápidamente, algo pensativo siguió cavilando esto en
su cabeza. Hisa comenzó a rogarle, ésta era la primera vez que alguien se
acercaba sin miedo hablar con él, viendo que la niña no era ninguna amenaza la
invito a pasar, ella muy aliviada entró, él la tomó de la mano y la llevo a la
mesa, él se sentó y le pregunto: ¿Me repites tu nombre? Hisa y el tuyo, nunca
lo había pensado, creo que no tengo nombre, nadie me llama jamas..¿no tienes
nombre?, eso es muy raro, todos tienen un nombre, si pero todos les llaman
otras personas, a mi no me llama nadie, por eso nunca nadie me llama de ninguna
forma…algo sorprendida la niña le pregunto porque vivía tan sólo, él no supo
que responder, sólo se limitó a decir siempre había vivido ahí, y nunca había
tenido la necesidad de salir más lejos, pues tenía todo lo que necesitaba
cercas de su hogar. Hisa escuchaba pero seguía sin comprender, pero muriéndose
de hambre le pregunto a su nuevo amigo sino tenía algo para comer, éste
respondió que sí, le acerco comida a Hisa, ella se acercó a olerla pero no pudo
identificar el olor, le preguntó que era y éste le respondió, son teops, o al
menos así las llamo yo, son una especie de frutos que dan unos árboles no muy
lejos de aquí, ella sujeto uno de esos teops, volvió acercerselo a la cara para
volver a olerlo, su textura era dura y lisa, le dio una primera mordida y comprobó
que estaba delicioso, tenía un sabor agrio y dulce pero muy rico, alcanzó a
comer algunas más hasta que quedó satisfecha. Le dio las gracias a su nuevo
amigo y le pidió si puediera llevarla a un lugar donde dormir, estaba agotada y
ya era muy tarde, él la tomo de la mano y la llevo a una especie como de sofá,
al tomar su mano ella se dio cuenta que era muy aspera, y por su volumen debió
de ser muy alto, pero ya era muy noche para preguntas, así que se recostó y
quedo profundamente dormida. Su padre por otra parte no pude dormir aquella
noche, seguía muy preocupado por su hija desaparecida..
Llego el alba y los pajaros anunciaban el nuevo día, hisa se
despertó como siempre alrededor de las 9 de la mañana, como hacía de costumbre,
por eso pudo medir el tiempo, llamó a su amigo pero nadie le respondió, escucho
ruido fuera de la casa, a tientas y apoyándose sobre las paredes y lo que ella
sentía como muebles llego a la puerta, giro la perilla y salio acercándose de
donde provenía ese ruido, ¿disculpa eres tu? Pregunto Hisa, -Si soy yo-, se
quedaron unos momentos en silencio y su amigo volvió a retomar su
actividad..-¿Qué haces?- Cortando leña para el fuego. Se volvieron a quedar en
silencio un momento mientras él seguía trabajando, -disculpa – volvió a interrumpirle
hisa, podrías ayudarme a volver a mi casa, -claro-, te guiaré hasta lo más
lejos que he llegado del bosque, pero no me alejaré un paso más, -hisa muy
agracedicda le dio las gracias a su amigo-, pero es un largo trayecto, te
alejaste mucho, tardaremos por lo menos un par de horas, -no hay ningún
problema respondió- hisa, bien, pero antes tenemos que comer algo, no suelo
caminar demasiado, y las pocas veces que lo he hecho me da mucha hambre, así
que comamos antes de partir. Volvió a tomarla de la mano y la llevo hasta la mesa, su amigo le
volvió a servir las mismas teops de la noche anterior, ¿te gustan mucho cierto?
Le pregunto hisa, -pues algo- además por aquí se dan mucho. Terminado de
desayunar emprendieron el viaje de regreso a casa, durante el trayecto él
permaneció en silencio, sólo hablaba cuando hisa le formulaba alguna pregunta…
¿entonces no
tienes nombre?
No ya te dije que
no…
Mmmm eso no está
bien, todo el mundo necesita un nombre. ¿Te puedo llamar de alguna forma?
Él: Como quieras.
Que te parece Felipe,
-NO-
Gudberto, -NO-
Fernando-
Tampoco-
Porque no te
gusta ninguno de esos nombres. –Son nombres muy largos, quiero un nombre corto-
Mmmmm veamos qué
te parece “K”, ese me gusta y es fácil de recordar, ¿Por qué elegiste ese
nombre?, pues es la letra del alfabeto que más me gusta, y casi nadie la usa.
Me grada eso musito K.
Bien llegamos,
hasta aquí es lo más lejos que puedo llegar, si sigues caminando derecho llegarás
a tu aldea en poco menos de una hora. Hina muy amablemente agradeció la gentileza
de su nuevo amigo y antes de partir
comenzó hacer algo muy extraño para K.- ¿Qué estás haciendo, porque juntas así
los labios?- pregunto extrañado K, -trato de darte un beso en el cachete,
tienes que inclinarte para que te lo de-, tienen costumbres muy extrañas del
otro lado del bosque pensó K, se acercó al rostro de hina y ella con sus manos
palpó la mejilla de su amigo, la sintió muy áspera y dura pero aún asi se
despidió de él. Ella ya iba unos pasos adelante y ahora K fue quien por primera
vez le hizo una pregunta: ¿hina, volveré a verte otra vez?, yo espero que si
respondió ella, puedes venir a la aldea y preguntar por mi nombre, todos me
conocen y no es difícil encontrarme, con su mano dio un gesto de despedida y
emprendió su camino.
Cuando Hisa llegó
su aldea los vecinos corrieron a avisarle a su padre, éste cuando la vio la abrazo
y por fin su espíritu pudo descansar, ya adentro de su casa ella le contó todo
lo sucedido a su padre, no daba crédito a lo que escuchaba de su hija, era una
historia bastante inverosímil para ser creída, una persona sin nombre que en lo
profundo del bosque, alimentándose de frutos desconocidos, era poco creíble,
pero por otro lado, su hija jamás le había mentido, así que su padre prefirió
no hablar más del tema y ya no dejo salir a su hija tan lejos de casa.
Paso 1 año de lo
ocurrido y la vida pasaba con tranquilidad en la aldea de hisa y su padre, pero
la calma se vio interrumpida con un brote de pánico general, sin saber el
motivo del alboroto la gente corría y se escondía dentro de sus hogares, otros
por el contrario corrian lo más lejos que pudieran, el padre de hisa salió de
su casa para preguntar qué pasaba, un horrorizado aldeano alcanzó a balbucearle
algo pero salió corriendo sin aclararle nada, otro muchacho paso
corriendo, un poco más ecuánime logró
decirle que una cosa había salido del bosque, no sabían exactamente qué era,
sólo decían que era horrible y quizá peligroso, el padre de hisa siguiendo el
ejemplo de todos se encerró en su casa. Paso adentro todo el día con su hija,
cayó la noche y toda la aldea permanecía dentro de sus hogares sin siquiera
asomarse por la ventana. Al otro día atemorizados los aldeanos se asomaban
fuera de sus casas para contemplar que esa cosa seguía ahí, no se sabía
exactamente que era, si era humano o no, es difícil describirlo, solamente
aquella cosa causaba horror y pánico al verla, pero esa cosa seguía ahí,
decidieron esperar otro día más los aldeanos dentro de su casa para ver si se
iba, pero ese extraño ser parecía no tener intenciones de irse pero nadie se
atrevía a salir, al tercer día muy de mañana Hisa comenzaba a impacientarse, al
ser ciega era ajena al pánico general , así que decidió salir de su casa antes
que su padre se despertará a hablar con esa cosa que asustaba a todos. Usaba
una vara a modo de bastón para guiarse, siguió caminando hasta que se topó con
eso, comenzó a palparlo con sus manos, no le encontró forma de ningún ser vivo
que ella pudiera reconocer, pero su textura le era familiar:
¿eres tu verdad K?
Si soy yo,
¿Qué haces tan
lejos de tu casa?
Tenía ganas de verte
hisa. Eres la única persona que conozco
También me da
gusto volver encontrarme contigo, pero dime una cosa, Exactamente que eres tú?,
humano creo que no, asustas a toda la aldea, menos a mí que no puedo verte…
No lo sé, creo
que no soy humano, no me parezco a ustedes…
¿Cómo es que
sabes hablar como nosotros?
¿No lo sé,
simplemente se hablar?
¿Cuántos años
tienes?
No se contar el
tiempo, lo que sí sé es que tengo muchos ayeres.
Seas humano o no,
de lo que si estoy segura, es que no eres malo, si estoy viva es gracias a ti,
jamás hubiera encontrado sola el camino a casa.
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